jueves, 26 de enero de 2012

Y la vida continúa.

Sí, la vida sigue su curso. Imparable.
Sigue amaneciendo y anocheciendo.
Continúan los pájaros trinando, los arbustos creciendo.
El sol aún calienta y la nieve hiela.
El agua te quita la sed y la comida el hambre.
Y es que todo prosigue....

Hoy he tenido que ir a su garaje a ver su coche, impregnado del polvo de ese último viaje, sucio de aquella tierra que tanto amaba y me he sentado en su asiento, con sus arpilleras gastadas, para husmear en su guantera y encontrarme, entre otras cosas, con sus sempiternas galletas...
En ese momento, por un instante, todo se ha parado para mí, aunque ahí afuera siguiese amaneciendo y anocheciendo; continuasen trinando los pájaros y creciendo los arbustos, el sol calentando y la nieve helando, el agua quitando la sed y la comida el hambre...

Hoy, papi, sentada en tu coche polvoriento, me he sentido inhóspitamente sola sin ti y te he echado terriblemente de menos y no ha habido amanecer tan bello, trino tan hermoso, lavanda tan aromática, agua tan cristalina, manjar tan exquisito... o sol lo suficientemente calentito que pudiesen reconfortarme de tu ausencia y mitigar mi pena.

La vida continúa, lo sé; como sé que tú tirarías para delante con ese lema tuyo de que "en ti no había cabida ni para el desaliento ni para la desesperanza" y que querrías que nosotros, sin tristezas ni dramas, lo hiciéramos también. Pero hay momentos que cuesta papá, como hoy en ese pequeño instante en que me rompí sentada a tu volante.
No me riñas, ni te enfades. Como tú querías, no flaquearemos, ni lloraremos en público..., pero a mi hermana y a mí tendrás que darnos un margen... Los tres, hombro con hombro, a pelo, libramos esa última batalla, que nos unió, nos fortaleció, pero de la que salimos los tres perdiendo. Así que tendrás que perdonarnos "nuestra desesperanza y nuestro desaliento", como habrás de perdonarme que te diga hoy y aquí lo que, por discreción, timidez o pudor, te violentaba escuchar y es que: "te quiero"

La vida sigue, lo sé, pero ni aún pasando mil años, los que tuvimos el privilegio de tenerte a nuestro lado, dejaremos de echarte de menos.