miércoles, 16 de febrero de 2011

La fatwa de Benedicto XVI

Eso de que en los tiempos actuales, o sea, en pleno siglo XXI, nuestra Santa  Madre Iglesia Católica Apostólica Romana esté radicalizando su mensaje es algo que no se sostiene.
Están en contra del uso del preservativo (aún en zonas donde impera el sida y la más absoluta de las pobrezas), de la eutanasia, del matrimonio homosexual (cuándo hasta hace nada nos hemos estado escandalizando con sus reiterados casos de pederastia), por supuesto, del aborto... y ahora ¿de qué más?
Cuándo Joseph Ratzinger llegó al Vaticano en 2005 fueron muchos los que vaticinaron este endurecimiento. Su elección generó en su momento duras críticas, "centradas en su supuesto perfil neo-conservador" y " se le acusó de desear retornar a la Iglesia anterior al Concilio Vaticano II". Muchos fueron los que "preveyeron que con él la Iglesia endurecería su postura"... ...
Yo, en cambio, había oído hablar de un hombre culto, profundo teólogo, dominador de seis idiomas, experto pianista y amante del gran Mozart; y como una es cortita y asocia la cultura y el saber, inevitablemente, con el progresismo, pensé que sería un paso hacia delante para nuestra Iglesia Católica.
Nada más allá. Como preveyeron sus detractores de entonces, Benedicto XVI está resultando ser tan sorprendentemente reaccionario y retrógrado como temieron, aproximándose cada vez más al odioso y deleznable fundamentalismo islámico.
Ahora, cuál mufti (*) radical, su fatwa (**) última la ha enfocado a los matrimonios y, concrétamente, a los divorciados, exigiendo más severidad en sus sentencias al Tribunal de la Rota.("Roma endurece los trámites para casarse o romper un matrimonio" EL PAIS, 14 de febrero de 2011)
Parece mentira que una religión que está basada en la caridad sea tan despiadada con los errores que se puedan cometer en la vida. Que a un divorciado, posiblemente buen creyente, buena gente pero que ha cometido una pifia en su vida, se le castigue con la excomunión, es algo tan cruel que desgarra el alma. Porque puede haber personas que, a pesar de creer firmemente en Jesucristo y su doctrina, no puedan soportar más a la parienta y vuelvan a enamorarse hasta el sorprendente punto de desear volver a casarse. Personas que, independientemente de la dolorosa equivocación que hayan cometido en su vida, quieran seguir recibiendo el sacramento de la comunión porque crean fielmente en él...Y digo yo ¿cómo se le puede negar algo así a alguien abocándolo a la eterna excomunión? ¿Dónde esta, pues, eso del perdón?  Es verdad que en la vida hay que ser coherente y que si te has casado bajo un lema de: "lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre", pues eso es lo que hay. Pero señores, que se sepa, también se castigaba antiguamente a quién practicase la usura (entendiéndose ésta, explícitamente, como "aceptar intereses en préstamos") con la "prohibición de todo sacramento" y hasta con "no poder recibir enterramiento cristiano" y esa ley SÍ que se revisó en el seno de la Iglesia. Claro, imagínense lo que hubiese supuesto para las arcas eclesiásticas el que hubiesen puesto a todos los banqueros y ricachones en la picota por usureros y ladrones y el que éstos en venganza, cortaran de tajo sus generosas donaciones. ¡Anda ya! Hay que ser cínico y sinvergüenza..
En fin... supongo que todo esto los llevará a quedarse más solos que la una. Eso espero. De hecho, en "2009 se realizaron 175.167 matrimonios, de los cuales el 64,3% fueron uniones civiles. Fue la primera vez que esas uniones superó a las bodas por el rito católico (80.174). Hubo 785 uniones de otras religiones". No podría ser de otra manera e irá a peor si siguen apretando las tuercas.
Algunas veces me pregunto que pasaría si el buenazo de Jesucristo levantara un día la cabeza. Ya me gustaría ver a qué reducía toda esta parafernalia en la que está envuelta nuestra actual y amantísima Santa Madre Iglesia.


(*) Mufti: Jurisconsulto islámico capaz de interpretar la ley islámica (sharia) y de emitir dictámenes legales (fatwas)
(**) Fatwa: Pronunciamiento legal en el Islam emitido por un especialista en ley religiosa (mufti) sobre una cuestión específica.

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