jueves, 14 de abril de 2011

Los "derechos inalienables" de Mohamed Bouaziz

Hay titulares que cuando los lees, te destripan el alma.
"EEUU celebra las revueltas árabes aunque desconoce 'a qué conducen' ", ha afirmado la Secretaria de Estado Hillary Clinton al difundir el informe del Departamento de Estado sobre los derechos humanos... ... ¡Pues ya podrían haberlo estudiado antes de apretar como apretaron para que nos metiéramos todos en este tinglado!, porque si no hubiera sido por el empujón que nos pegó EEUU, probablemente no nos hubiéramos ni metido. ¡Manda huevos, pues, que ahora nos vengan con ésto! ¡Y éso que éstos son los listillos del cole!. ¡Imagínense lo que podrían dar de sí los torpes!... ¡Y yo quejándome todo el día de nuestro cenutrio local, nuestro actual "saliente de cargo"...!

Pues les voy a decir yo, someramente y sin ser una lumbrera, a lo que conducen estas revueltas. A "grosso modo" y de momento, conducen a 23 insurgentes, que no rebeldes, en su mayoría jóvenes y soñadores, muertos en Bahrein, a 63 en Yemen, a 122 en Siria...; a incontables, miles, de muertos en Libia... Pero también a un Mubarak derrocado y detenido por corrupción y por abusos de poder en Egipto ("Egipto ordena el arresto de Mubarak por la represalia de la revuelta") y a una inusitada y refrescante igualdad electoral entre hombres y mujeres en Túnez ("Túnez opta por la paridad en sus primeras elecciones"). Conducen hacia un camino de esperanza y de libertad y hacia la aniquilación de regímenes opresivos y dictatoriales en los que la tortura y el no respeto hacia los derechos humanos era el pan de cada día.
Estas revueltas, Mrs. Clinton, los alejan de dictaduras bochornosas, de represiones, de atraso social, de abusos constantes, del miedo. Ellos lo tienen claro, Sra. Secretaria del Gran Estado, y por ello están dejando su sangre en el intento. Lo que no sé, y supongo que ahí radica su incertidumbre, es el bocado que pretenden ustedes llevarse de todo ésto y en su defecto, la posición en la que van a quedarse cuándo la situación se estabilice y se finalice todo este enredo.

Básicamente, Señores del Departamento de Estado Norteamericano, esta revolución no se está desarrollando por el pan, como en su momento ustedes dijeron, sino por recuperar la dignidad. Partió de una ofensa, de una humillación, del incalificable escupitajo que le lanzó la funcionaria Fadia Hamdi al frutero tunecino Mohamed Bouaziz, un vendedor ambulante, licenciado universitario, que estaba ya cansado de que le confiscaran su carrillo para luego ir a recuperarlo sobornando. Dicen que "a la tercera va la vencida", y a la tercera, la gota que colmó el vaso de la denigración de Bouaziz llegó y, desesperado y vejado, se inmoló. El "padre de la revolución" le llaman y yo lo definiría como el "espejo de la desesperación".
A éso conducen las revueltas árabes, Mrs Hillary, a acabar con esa constante falta de respeto hacia los derechos inalienables  y que, usted, por la parte que le toca, debería de conocer. Lea, si no, la "Declaración de Derechos de Virginia" de George Mason de 1776 y la posterior "Declaración de Independencia de los EEUU" de Thomas Jefferson del mismo año y muy influenciada por la anterior.
Léaselas y recordará cuáles son los derechos inalienables de todo hombre. O mejor, se los voy a decir yo: 1º: Libertad de pensamiento, 2º: El cuidado del honor y de su vida, 3º: El derecho de propiedad, 4º: La libertad de disponer de su persona, de su trabajo y de su aptitud, 5º: La manifestación de su pensamiento por todos los medios posibles, 6º: La tendencia al bienestar y 7º: La resistencia a la opresión.

Hermoso, ¿no? Pues nada más y nada menos, a éso intentan llegar los "revoltosos" árabes y por éso, aquél 4 de enero, se llevó a cabo aquella trágica inmolación. ¡Así que no me vengan con sus dudas y sus cuitas y, mucho menos, me hablen del hambre! No lo hagan por favor; es cínico y, sobretodo, repugnante.

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