Estoy hasta el moño de las "pobres niñas ricas" éstas.
Es como cuándo las chicas esas de piernas interminables, cuerpazos de infarto, melenas de anuncio y caras de ensueño, te dicen mirando cándidamente a las cámaras que sus físicos privilegiados no le han abierto ningunas puertas y han tenido que hacer extenuantes esfuerzos para hacer entender que a parte de belleza portan también cordura e inteligencia.
¡Que penita me dan, me desgarran el alma!
Alguien debería de decirles que, ya que lo tienen casi todo, tengan la generosidad y el decoro de dar gracias a quién proceda y se mantengan con las boquitas cerradas. Porque digo yo que, a pesar lo que nos quieran hacer creer, jodidos están los que nacen con una mano delante y otra detrás. Porque eso de que "los niños traen un pan debajo del brazo" es un decir... Y si no, que lean los últimos informes de UNICEF.
Datos. "Los últimos informes de UNICEF son muy positivos (¿¿??), dicen que 'la mortalidad infantil ha descendido un tercio' ya que el número de muertes de niños menores de 5 años se ha reducido a (atentos al dato) 8,1 millones en el 2009"... ... "A pesar de la buena noticia de éste descenso (es para chillar), en el mundo aún mueren cada día 22.000 niños menores de 5 años"... ¡22.000 niños diarios, muertos de enfermedades curables en países civilizados, muertos por inanición, muertos por pura y llana miseria!
Ésto es en cuanto a la mortalidad pero, recurriendo a otra fuente, en cuanto a la explotación de los menores, hay otros datos desgarradores... "Se calcula que en todo el mundo hay 158 millones de niños y niñas de entre 5 y 14 años que trabajan" (cuando deberían de estar jugando o en los colegios estudiando), " millones de ellos en condiciones de extremo peligro"... ... Y no toquemos ya el tema de la explotación sexual, de la prostitución infantil...
En fin..., no hay que caer en la ingenuidad y pensar que esos recientes datos que aporta la optimista UNICEF son fáciles de mejorar y mucho menos de eliminar. Quizá, esa impotencia y esa incapacidad es lo que los vuelve más terroríficamente desgarradores. Por eso, cuándo esas pijas, "hijas de papá y mamá", nos vienen queriendo convencer de sus desgracias, me entra una mala baba que me muero y me dan ganas de darles con una varita mágica para hacerlas aterrizar en una chabola del Tercer Mundo, para ver cómo se las apañan. Digo yo que, al menos, aprenderían a quedarse con la boca cerrada.
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