El viernes leí un chiste que dice que Zapatero llega al Vaticano y le dice al Papa:
-"Su Santidad, he visto la luz".
Y Benedicto le responde:
- "¿Y qué has hecho, hijo mío?".
Y Jose Luis le dice con cara de iluminado:
-"Pues subirla".
Y dicho y hecho. Para que luego digan que nuestro Mr Bean no se deja aconsejar. Gracias a esta divina y oportuna iluminación, va a subir la luz en Julio -coincidiendo, para más inri, con la subida del IVA- "un 10% a los hogares y pequeñas empresas y un 5% a la mediana industria, llegando así al punto record de subida de un 26% en dos años y medio"...
Pero junto a esta cuestionable revelación, nuestro visionario presidente, en su renovada intención de hacer de España un estado laico, ha vuelto del Vaticano con la firme decisión de tirar para delante con la Nueva Ley de Libertad Religiosa mediante la cual, entre otras cosas, se retirarán todos los crucifijos e imágenes católicas de todos los centros oficiales. Ah! y también los funerales de estado, tipo víctimas de eta o soldados caídos en Afganistán, dejarán de oficiarse con el rito católico... Y digo yo ¿cómo convences a la funcionaria Mariloli de aquí al lado que quite de la mesa de su despacho a su Virgen del Rocío, o al chofer del Consejero de marras que descuelgue del espejo retrovisor su medalla de costalero del Gran Poder?... No sé, no sé... ya Benedicto "le trasmitió en su visita, sus reticencias ante la iniciativa legislativa en gestión"...
Y es que con la Iglesia hemos topao... y si no que se lo digan a Victoria de Suecia, que se casa el próximo 19 de junio. La chiquilla, como cualquier hija de vecina, "quiere entrar en la iglesia del brazo de su padre, el rey. Sin embargo, se ha encontrado con la oposición del clero, incluyendo a Anders Wejryd, cabeza de la Iglesia protestante sueca, porque rompería una tradición centenaria. Para la Iglesia, la novia debe ir sola hasta el altar o en algunos casos junto al novio, porque simboliza la igualdad de sexos. Que el padre lleve a su hija del brazo para entregarla a otro hombre significaría una cesión de una propiedad, algo que no se concibe en Suecia"... ¡Hay que joderse! Ya tenía yo mis dudas sobre la buena salud mental de la sociedad sueca. Tras leer a H. Mankell, A. Indridason, Stieg Larsson, Camilla Lackberg, Mari Jungstedt o a los clásicos Sjowall & Wahloo entre otros, la sensación es que detrás de tanto civismo y tanta igualdad, la población escandinava está de la perola un poco transtornada... ... El caso es que ahí andan a la gresca; a ver en que acaba esta guerra, porque antes veo yo a la Leire Pajin cortándole la yugular a nuestro Papa, que a la futura reina de Suecia haciendo carrera con el Wejryd ese, cabeza visible de la Iglesia protestante sueca... Pero bueno, ya lo veremos el próximo sábado. Esperemos que la pobre princesita cumpla su sueño, dicen que "la polémica está enturbiando la felicidad de los novios"... Ya ven que lástima, y todo por una cuestión de sexismo mal interpretado...
En fin... no sé ustedes, pero yo a veces tengo la sensación de que la gente -como los países, o los gobiernos, o las sociedades, o cualquier colectivo que se precie- a base de luchar por sus principios o por sus intereses acaban perdiendo, a menudo, el norte hasta el punto de desembocar en horizontes inesperados. Y si no, que me expliquen qué ha pasado en Holanda. Qué es lo que ha provocado que el PVV o Partido por la Libertad, de clara tendencia fascistoide y xenófoba haya conseguido 24 escaños en las elecciones del miércoles pasado... ¡¡¡En Holanda!!! que es la sociedad liberal por antonomasia... ¡Mucha marihuana y prostitución legalizada, pero de musulmanes, nada de nada!
Estas sociedades de primer orden nuestras, se me asemejan a veces a un cajón de sastre en la que todo está revuelto: el liberalismo más acérrimo con la xenofobia, las ilusiones de una novia con los derechos inalienables de la mujer, la retirada de signos de nuestra más profunda identidad con los equívocos principios de libertad religiosa... Y alguien debería de poner orden, de vez en cuándo, a ese cajón porque va a llegar un día que del relío, no sólo no vamos a encontrar la aguja, el dedal o el hilo, sino que no vamos a hallarnos ni a nosotros mismos.
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