domingo, 5 de diciembre de 2010

El canto del cisne.

Ayer, el centro de la ciudad era una verbena. Llenito estaba de gente. Las tiendas abarrotadas, las cajas colapsadas, las manos llenas de bolsas... Se ve que llega la Navidad.
Pero, no sé por qué, a pesar de esa aparente euforia compradora-compulsiva colectiva que aprecié, me quedé con un regusto extraño, como cuándo al contemplar algo, te quedas con la incómoda sensación de que hay un no se qué que falla, que no cuadra. Llámenle intuición. Era como si toda esa compulsión consumista  fuera como un "canto del cisne", algo agónica, nunca alegre.
En todas las Navidades afloran todas las mezquindades, entendiéndose por éstas a la zafiedad de la opulencia, a la vanidad de los emperifollamientos, a la gula de los banquetes pantagruélicos, a las broncas cainitas, y a tantas y tantas sonrisas forzadas y tanta hipocresía... ... Pero en esta Navidad que se avecina, nos vamos a encontrar con una dolorosísima novedad que es la de "echar el estertóreo resto, aún no pudiendo". ¿Y por qué pienso ésto? se dirán. Pues porque intuyo que nadie, a pesar de la situación económica que esté viviendo, a pesar del estipendio, va a dejar de traerle Reyes a sus hijos o a sus nietos; nadie va a dejar de poner el pavo en la mesa, muchos con un tremendo esfuerzo; nadie va a negarle a su niña, para Fin de Año, un modelito nuevo... ... Van a ser estas Fiestas, en definitiva, el último y colectivo estertor de un bello cisne, llamado esperanza, llamado ilusión. Un cisne trastocado en espectro y llamado millones de parados, llamado miles de futuros sin subsidio de desempleo, llamado, básicamente, hambre, pobreza, gente en la calle durmiendo, llamado cada vez más albergues de acogida repletos... ...
Hace unos días, leí un titular que decía: "La crisis multiplica los robos de alimentos en los supermercados". En el artículo se denunciaba el aumento alarmante de dichos hurtos y el bochorno que suponía para los vigilantes, abrirle el bolso a una señora clienta asidua y encontrarse con un cartón de huevos,  con un paquete de chopped o con una cañita de lomo...No se rían; ya sé que suena a película de Berlanga, pero la casuística de situaciones que te contaban era tal que te dejaba anonadada. Y es que la dichosa crisis nos esta trayendo ésto: miseria, humillaciones y vergüenza en gente desesperada, de natural honesta y buena... ...Como también está dando pie al ingenio y a la picaresca: "Un hombre es detenido en Almería por vender envases de Zumo que hacía pasar por teléfonos móviles"( Diario de Sevilla, 30.Oct.2010); o a alocadas iniciativas, como la de esa pareja que repartía octavillas en las puertas de las discotecas en las que "ofrecían descuentos de 5€ por cada gramo de coca" y con la dirección de su casa puesta... ¡Ingenuos diablos! En fin... anécdotas.

Pero lo que ayer me enervó, no fue la triste sensación que me ocasionó mi paseo y que hoy les he narrado, sino el llegar a casa, encender el telediario y encontrarme con el follón que había montado en los aeropuertos. Esperpéntico.
Verán, lo que opino de estos prepotentes "amos del aire"  llamados controladores es algo que ya dejé plasmado el 10 de febrero pasado ("A mileuristas los metía yo"); pero, tras el pollo que han ocasionado en este inicio de puente, mi blog de entonces se me ha quedado tibio. Vergüenza ajena me da, por no llamarlo repugnancia, el hecho de que esos tipejos (que se hacen llamar profesionales) hayan tenido la incalificable desfachatez de exigir aún más de lo que tienen, valiéndose de ruines extorsiones, como la que vinieron perpetrando, en perjuicio de tanto inocente, desde anteayer en nuestros aeropuertos.
Por si no están al tanto, les voy a aportar unos datos: "La media salarial de un controlador de vuelo es de 200.000€/año". La media. Pero del total de controladores españoles, que son 2300, hay "unos pocos que ganan más de 900.000€, 28, más de 700.000€; 135, más de 600.000€, y 713 tienen el sueldo de entre 360.000 y los 540.000€"... No esta mal ¿no?, y más teniendo en cuenta el hecho de que tenemos un país en ruina. Y no me refiero a las arcas del Estado ( que también), sino a tanta y tanta pobre gente que, aun queriendo, no tienen ni trabajo; por no hablar de aquellos que trabajan 10 horas diarias sin descanso, cobrando mil € y que, con todo y con eso, se sienten felices por tener tajo... Espero que, por una vez, nuestro Gobierno haga las cosas bien y no se deje chantajear por estos privilegiados desalmados. Aunque, yo iría a más (me van a perdonar) y emularía a Ronald Reagan, que "el 5 de agosto de 1981, despidió a 11.345 de los 17.500 controladores aéreos que trabajaban en los aeropuertos comerciales de EEUU por llegar a cabo un paro ilegal". ¡Vamos, que le echó dos pares!
En fin... vamos a dejarlo. Si quieren leer algo brillante sobre el tema, busquen en el Diario de Sevilla de ayer, la columna Hoja de ruta y lean el breve comentario de Ignacio Martinez, titulado "Cría cuervos". Merece la pena.
¡Ah!, y si son de los que sienten especial alergia a estas fechas navideñas, les recomiendo que vayan pidiendo cita para inyectarse un litro de Urbazón en vena, porque presiento que, la Navidad de este año, va a ser especialmente virulenta. Avisados quedan.

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