miércoles, 16 de marzo de 2011

Galliano y su desafortunada chirigota carnavalesca.

Ahora que la Semana de la Moda de París ha terminado, que las aguas han vuelto a su cause y que el escándalo y la rumorología se han disipado, voy a hacer una  referencia a John Galliano.
Para entender a un personaje así, que no para justificarlo, primero hay que comprender de dónde viene, porque si no eres conocedor de la justa dimensión de lo que es ser un sarasa carnavalero de Cái, difícilmente puedes intuir la naturaleza y el por qué de sus extravagancias. Así, mientras que "el todo París" se ha estado doblegando ante sus excesos y se ha derretido literalmente con sus disfraces de "astronauta, pirata, Napoleón o torero", cualquiera de los de aquí que estuviéramos mínimamente familiarizados con los Carnavales gaditanos, bien porque hubieramos visitado Cádiz, Chipiona, Isla Cristina... en febrero, bien porque los sintonizaramos cada año, no podíamos entender el por qué de tanta admiración ni tanta expectación ante ese fenómeno tan desmesurado. Y es que un sarasa carnavalero de Caí es así y no hay más que rascar. Y pretender que John Galliano se hubiera comportado en su "divismo" como un ser moderado era algo absolutamente improbable; inusitado.
¿Que el tío es un genio de la aguja y las tijeras?, pues sí. Es que lo mamó "da ziquitito".
¿Que al tío se le ha subido la fama hasta su bigote de gamba y se ha llegado a convertir en un monigote de sí mismo?, pues también. Es que una "loca carnavalera de Cái", una vez superado el impacto de sentirse un divo en París, bien puede sentirse sobredimensionado hasta llegar a estar "más pasado que el barco del arroz".
¿Que en su vulnerabilidad y en su fácilmente intuible fragilidad le ha dado por el alcohol y no sé por qué más?, pues a la vista está, pero, bueno, es mayorcito, él allá. Quizás eso le servía para sobrellevar su complejo de infante humilde, hijo de fontanero, en su tierra natal.
¿Que nadie de Dior lo va a llorar tras su partida?, pues claro; "el cementerio está lleno de personas que se consideraban imprescindibles". De hecho, tras la muerte de Christian Dior en 1957, han pasado por la casa antes que Galliano, diseñadores de la envergadura de Yves Saint Laurent, Marc Bohan o Gianfranco Ferré y la firma ha sobrevivido a todos ellos.
¿Que Juan Carlos, como lo llaman aún en La Línea, se ha pasado diez pueblos con sus insultos e injurias racistas?, pues por supuestísimo... Decir esa sarta de barbaridades por muy borracho que se esté no tiene nombre...
Pero profundicemos en este último punto. Porque digo yo, ¿por qué demonios le habrá dado a Galliano por insultar a los pobres judíos y no a los suecos, a los indios comanches o a los mahometanos? ¿Será porque vive en el barrio de Le Marais que es donde está enclavada la comunidad judía parisina y está hasta el cogote de oír sus rezos y sus melancólicos cantos?; ¿será porque él mismo procede de judíos sefardíes y sufrió por ello en la infancia?.. ; ¿o quizás será porque el presidente de Dior, Sidney Toledano, es judío y le tiene recocidas las entrañas con tanto recortes y ajustes presupuestarios?
Sea como fuere, lo que yo creo es que, como en las chirigotas o en las comparsas que se oyen en el Teatro Falla de Cádiz, a veces se dicen muchos disparates sin que ninguno de los que los pronuncian pretendan ofender o afrentar como producto de fobias personales. Porque ésa es la pura esencia del carnaval, la de "no dejar títere con cabeza" sin que a nadie le siente mal. Y quizás, siempre quizás, lo de esos insultos de Juanito, igualmente, no fueron más que una letra, más subida de tono de la cuenta, de una chirigota bastante desafortunada ...
De hecho es curioso el oír las últimas declaraciones del que denunció a Galliano. Phillipe es su nombre. Ahora dice que la cosa no fue para tanto. Que sí, que insultar insultó, pero que (dicto textualmente) "nunca pensó de él que fuese racista o antisemita y que sus palabras no fueron más que una provocación dentro de una discusión de bar" ¡Apaga y vámonos!
Que quieren que les diga, señores. John Galliano se pasó, ¡vaya si se pasó!, pero bien caro que lo ha pagado.  Al final pienso que la gran víctima de todo este tinglado ha sido él mismo e igualmente pienso que lo hemos juzgado y condenado sin reparos. Y todo en un breve plazo.
Esperemos que se reponga en Arizona y que vuelva al tajo. Ojala purgue pronto sus pecados, se purifique la sangre podrida de tanto exceso y, sobretodo, se olviden rápido en París de sus errores pasados. Porque le duela a quién le duela, Galliano es a la costura, lo que a la pintura era Picasso.

4 comentarios:

  1. "El barco del arroz" no estaba pasado sino "perdío" ... aunque puede entenderse el lapsus por el aún recordado problema odorífero del "último barco del arroz" chipionero ;)

    No deja de ser curioso que no haya un único "barco del arroz" sino varios. Aunque es normal eso de que "lo malo, abunda". Refrán que se comprueba con la salida de tono del Juan Carlos. No, el Rey, no, por lo menos, no ahora ;)))

    Pelín fuerte la comparativa de la última frase ¿no? ...

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  2. Hoooola anónimo!,que alegría leerte de nuevo!

    Según tengo entendido, el problema del barco de marras es que efectivamente se perdió ;), pero estuvo tanto tiempo errando por esos mares de dios, que el arroz que transportaba se pasó. Sería por la humedad,no sé. De todas maneras ya me entran dudas; lo consultaré en gugle.
    En cuanto a lo de la comparación, efectivamente es pelín fuerte :), pero no es invención mía. Así lo llamaban en sus tiempos de gloria (no ahora) los gurús de la moda: "el picasso de la costura". Yo en estas cosas de trapo me vuelvo cual pulpo en un garaje.

    Por cierto, como supongo que serás el mismo anónimo de siempre, ¿leíste lo de los falsos giacomettis? "Detenido un ejército de falsos 'giacomettis'" se llama el artículo, de El Pais, 6 de marzo.- Ya me podrían a ver dado a mí uno antes de confiscarlos y destruirlos; siempre hubiera sido mejor opción que la que tú me propusiste :)))))

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  3. Sí, si que la leí. Y sí que me acordé de tus deseos. Pero no creo que fuera mejor opción: tú sabrías que no es auténtico y no la disfrutarías. En cambio –porque insisto en mi solución– el giacometti "hágalo Ud. mismo" te daría muchas satisfacciones. Por ejemplo, saber que tú, con tus manitas, puedes hacer un fake capaz de engañar a amistades de esas a las que no importa engañar. Eso da gustirrinín ...

    Y la verdad es que es interesante como un especimen tan vulgar –en el sentido de "abundante"– por estas tierras sureñas puede épater le bourgeois tal y como lo ha venido haciendo JG con sus finales de fiesta en los desfiles. Mira tú que va a ser verdad que los asistentes a esos saraos son paletos así los saques del Bois de Boulogne o del Village adecentao.

    Otra cosa mariposa: como no tienes lugar dónde comentar sobre tus lecturas, aprovecho aquí para recomendarte muy mucho ¡Indignáos! de Stéphane (Destino, ISBN: 978-84-233-4471-0). 5 euros que valen su peso en oro :)

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  4. Ah, verdad! Desde que leí, en Babelia creo, sobre el libro de Hessel estaba tras su pista,pero no sabía que ya lo hubieran publicado en España. Muchas gracias. Me encantó el que un señor de 94 años tuviera la energía y el vitalismo de remover conciencias adormecidas. Y en tan pocas páginas. En fin... Por lo que veo, tú ya te lo has bebido. Ya te contaré en mi (tecnológicamente pacato)apartado de comentarios literarios.

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