martes, 19 de julio de 2011

La suit 2806

Cuando hace una semana leí a Bernard-Henri Lévy, brillante filósofo francés, defender encarecidamente a Strauss-Kahn en su artículo "Lecciones del falso 'caso Strauss-Kahn'"(EL PAÍS,10.7.'11), avalando sin fisuras la incuestionable inocencia de este señor, mostrando su indignación por el trato que se le había dado en EEUU y reprobando el implacable dedo acusador con el que todos lo habíamos juzgado incluso antes de que se hubiera podido probar su inocencia... , me quedé desconcertada. Y es que, a pesar de su narcisismo extremo, siempre aprecié en Lévy una cabeza muy bien amueblada, con una pluma inteligentemente afilada y unas reflexiones, que afines o no a las mías, siempre se vislumbraban magníficamente estructuradas y elaboradas.
Es por ello que, al leerle algo tan desatinado, procedí a recortarlo, apilarlo y dejarlo estar.Ya saben, por aquello de que tal vez estuviese haciendo de abogado del diablo y estuviese queriendo provocar una reacción multitudinaria - o particular- a sus inusitadas palabras. Palabras que por ende quizás ni siquiera pensase, quise reflexionar. No es baladí el recordar que una de sus frases más famosas fue aquella de: "El papel del intelectual es ir contracorriente y romper la unanimidad si ello es necesario".


Cuál ha sido mi satisfacción cuando una semana después, o sea este pasado domingo, me topé con otro artículo sobre este escabroso tema DSK. En éste caso estaba firmado por Mario Vargas Llosa y con el título "Derecho de pernada"(EL PAÍS,17.7.'11) cogía el testigo que había lanzado el escritor francés, dándole un descomunal varapalos con las mejores de sus prosas, las más atinadas de sus reflexiones y las más hermosas de sus palabras. Le había devuelto la estocada con una contundencia de mil pares, sin piedad. Tanto que si lo hubiera tenido cerca le hubiera dado, con el mayor de mis respetos, un descomunal abrazo...
No les voy a hablar del artículo de Don Mario porque destacar tres frases de él o entresacar otras tantas  palabras sería desestructurar un  perfecto "todo", en el que no sobra ni falta nada. Solo decirles que con él, recuperé algo de mi autoestima de pardilla, reafirmándome en mis creencias y retomando mi senda, que tras leer a Lévy tenía algo perdida... -en lo que a DSK respecta, of course-.

Verán, yo no sé que sucedió aquel día en aquella suit 2806, pero que algo pasó a la vista está. El ligamento desgarrado del hombro de la camarera, los hematomas en su vagina, sus medias rotas..., el semen en la alfombra, el vestido o la pared lo corroboran. Pero que el acusado o la víctima no sean tales es algo que queda por demostrar.- Yo, lo confieso, sigo pensando que Dominique Strauss-Kahn es un tío asqueroso, prepotente, lujurioso, violento y, evidentemente, descontrolado y, por supuesto, pienso que el francés hizo valer su poder y violentó a la guineana. Me reafirmo en ello. Llámenlo "intuición femenina" o "colmillo retorcido de jaca resabiada"... lo dejo al gusto... Otro asunto será el que el señor, haciendo valer sus influencias y su poder y teniendo en su haber a los abogados más prestigiosos (y más caros) del universo conocido, se escurra de la justicia como una anguila... Puede ser... , cosas peores se han visto. Pero que lo que pasó aquel día en aquella habitación fue más truculento y más sórdido que lo acaecido en la habitación 1408 del Hotel Dolphin de Stephen King, es incuestionable... ... por real.

Sea como fuere, en estas páginas de hoy no pretendo adentrarme en los oscuros vericuetos de las especulaciones sobre lo sucedido en aquel dormitorio, ni del consiguiente sentido de la Justicia... ... Hoy quiero centrarme en un somero homenaje, el que le quiero dedicar a ese hombre llamado Don Mario Vargas Llosa que con su sapiencia, su sinceridad de palabras y su equilibrado sentido de la justicia, mostrados en este artículo (que hoy les casi "obligo" a buscar y a leer), me ha hecho reconciliarme con el Universo. Lo que tenga que pasar con este escabroso asunto del Hotel Sofitel, pasará, pero al menos, a partir de hoy, me quedaré con el regusto de que aún hay personas de las ilustres, las nobeles, las reconocidas, famosas y encumbradas que aún mantienen la cabeza y el alma a la altura de las circunstancias y sobre todo... donde Dios manda.
De todas maneras, quiero terminar hoy con aquella lapidaria frase de Elvira Lindo: "La presunción de inocencia es indudable. Lo incalificable es que se dude de la inocencia de la víctima" Pues, éso. Esperemos que si por mor de la torpe y, a menudo, injusta Justicia, el exministro y exdirector del FMI vuelve, por millonario y poderoso, como si nada a su hogareña casa gala, al menos no acaben mandando a Nafissatou Diallo, por negra, camarera y pobre, deportada a Tchakulé, su aldea natal guineana. Sería para convocar un nuevo 15M con Don Mario al frente o, al menos, para invitar a éste encarecidamente a que removiera conciencias con uno de sus brillantes decálogos. A ello lo emplazo. Mientras sí, mientras no, estaremos al tanto.

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