martes, 21 de septiembre de 2010

¡Anda y que les den!

Mírenlo que arte; hay que tener cuajo. Ya nos lo podrían haber avisado antes del verano y no ahora, cuándo ya quizá sea demasiado tarde. Y es que no ha sido hasta ahora, a estas alturas, cuándo nos han venido con la historia de que "el cloro de las piscinas puede alterar el ADN". ¿No te fastidia?; ¿a final de septiembre nos vienen con éstas?
Al parecer, unos "investigadores de Epidemiología Ambiental y del Hospital del Mar de Barcelona han llegado a la conclusión de que nadar en las piscinas tratadas con cloro puede provocar ciertas mutaciones"... ... Para ello han estado estudiando las reacciones de 49 nadadores-cobaya y tras hacerles pasar por sabe Dios que perrerías, han tenido a bien "subrayar que la natación es positiva para la salud ( uf, menos mal ), pero se advierte del citado peligro"... ... Como lo oyen. Imagínense que irresponsibilidad dar luz a esta investigación a estas alturas cuándo millones de niños tienen ya más que tragada todo el agua clorada que se tenían que tragar. ¡Y ya no estamos hablando de "los efectos genotóxicos del cloro" al  roce con la piel, que es lo que se han limitado a analizar en este estudio, sino de los devastadores estragos de dicho desinfectante al colarse en los mismísimos pulmones! Si lo primero genera "mutageneidades", ¿qué no generará ésto último?
¡Ay, Dios mío!Y todo esto teniendo en cuenta que la crisis nacional, o sea, la ruina particular de al menos 30 millones de españoles, ha propiciado la afluencia masiva a las piscinas en detrimento de los viajes al exterior o los saludables baños de mar... Ahora imagínense que empezamos a cruzarnos con infantes mutantes que por influencia nefasta del cloro se convierten en Faletitos o en Paquirrinitos..., o con cándidas niñas transformadas en Belenitas Esteban o Anitas García Obregón... ¡aghhhhh!. ¡De pánico!
Ese es el problema de la ciencia, que avanzar avanza, pero que lo hace cuándo ya es tarde o cuándo menos te lo esperas y no te coge en guardia.

Otra milonga es la noticia de la cerveza, también de hace tres días. En esta investigación prodigiosa tipo "niños mutantes", pero esta vez realizada por una "investigadora del Instituto del Frío-Ictan del Consejo Superior de Investigaciones Científicas", se ha llegado a la conclusión de que "el consumo moderado de cerveza, tanto tradicional como sin alcohol, no provoca un aumento del peso ni modificaciones en la composición corporal" O sea, que lo de la barriga cervecera de toda la vida es un invento chino. ¡JA, JA y otra vez JA!... ...  Ana María, que es como se llama la investigadora de marras, alega que "eso de que el consumo de cerveza produce distensión abdominal es un mito". Habría que averiguar quién ha financiado este estudio, porque a mí me da por pensar que detrás podría estar Cruzcampo, o Heineken, o San Miguel, o Mahou, o Águila... Vamos, que ni a ustedes ni a mí nos la va a dar.
¿Ven? otra investigación que llega tarde, porque la primera hubiera servido para prevenir mutaciones ingratas, pero la segunda hubiera favorecido aún más, el consumo de cerveza, con lo que las industrias cerveceras habrían estado encantadas y si han sido las que pagan... ... No sé, no sé... ... Bueno sí, algo sé, y es que, con las dos bodas que mis amigas y una servidora tenemos a la vuelta de la esquina, he podido comprobar que las barrigas de beber ¿¿¿agua??? y los traseros imponéntemente mutantes que arrastramos tras el verano nos ha impedido, ¡a tooodaaasss!, reciclar vestiditos del pasado. ¡A ver quién es la chula que me demuestra lo contrario!... Así que recalco: eso que dice la marisabidilla esa del CSIC de que "las mediciones antropométricas tomadas a los voluntarios que se presentaron para el estudio" (que se pusieron tibios de cerveza sin apoquinar un duro...) "determinaron que el consumo moderado de cerveza no modifica la circunferencia del brazo (ya ven, yo sé de una que noquearía a un luchador de sumo, tal y como tiene los brazos y esa se bebe las cervezas a pares), cadera (sí, las conozco con una circunferencia como de mesa camilla) o cintura (¡ahhgg!, pero ¿eso existe?), ni tampoco registra alteraciones significativas en los pliegues cutáneos (ésto sí que no sé a qué se refiere... terror me da)" se lo puede contar al Papa, porque la menda no se lo traga.

A mí lo que me desalienta de todas estas investigaciones y conclusiones mamarrachas es que tengamos a nuestros jóvenes talentos haciéndo estudios inútiles con sabe Dios que presupuestos. Podrían dedicarse a algo más productivo, digo yo, porque hasta ahora va pagando Bruselas pero ese chorro algún día se cortará y entonces habrá que ver a qué tonterías se van a dedicar... De momento ahí nos andan mareando; un día que si el aceite de girasol es bueno, o que si te puedes hartar de huevos, o que la carne de ternera es más sana que la de pollo, o que hay hartarse de comer frutos secos.... y a la semana siguiente todo lo contrario... ¡Ah! como eso de que la dieta mejor que hay, es la del ajo (será si vives en Transilvania)... En fin... estupideces.
Yo ante el desconcierto, seguiré actuando como me pida el cuerpo, ajena a todo este reloqueo, porque creo que ni el  más avezado e inteligente científico nos va a decir de una vez lo que es salubérrimo para nuestros organismos y nuestros cuerpos serranos.
Así que, chicos, ¡a disfrutar!, porque hagamos lo que hagamos, vamos a acabar comidos por los gusanos y esa sí que es una verdad como un puño..., aunque ojalá mañana viniera alguien a refutárnoslo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario