domingo, 5 de septiembre de 2010

"La Barbie"

A una servidora el boom de las Barbies le cogió mayor. Yo me crié con peponas mofletudas y panzonas, con trajes de organza y encajes y no de Yves Saint Laurent o de Christian Dior... Aunque en honor a la verdad y pensándolo bien, yo a éstas tampoco les hice mucho caso; me atraían más los balones y los tirachinas. Y no es que anduviera en mi infancia repuntando ciertas tendencias machurronas (cosa que mis tías del pueblo pudieron haberse, en algún momento, planteado), es que los juegos de mi hermano siempre eran mucho más divertidos y me atraían más que los ñoños de mi hermana. Tengan en cuenta que yo era la más chica de los tres y, por tanto, me retroalimentaba de sus juguetes, sus tebeos, sus discos y, por supuesto, de sus ropas.
Pero no crean que esta infancia que les narro me atormentó; nada más allá. Disfruté enormemente pegándoles chinazos a los enamorados que pelaban la pava, desconchando paredes amorosamente encaladas a golpe de balonazos, explorando claustrofóbicas cuevas, haciéndome heridas en las rodillas y sietes en los pantalones... ; al contrario de mi hermana, que desarrolló su infantil personalidad entre comiditas, platitos, ropitas, cunitas (todo en minúscula) y tebeos de historias de santas... Eso sí, "cría fama y échate a dormir", aún, 40 años después, cuando voy al pueblo, siguen recordándome como la gamberra y pasota que fuí y a mi hermana como la intachable y perfecta... Pero bueno, esa es otra historia.

Volviendo al tema de la Barbie ( he vuelto a divagar, lo siento), hace cuatro días me ha sorprendido una noticia en El Pais. Ya saben que a mi se me van los ojos hacia las cosas más peregrinas pero tienen que admitirme que es singular el hecho de que en México haya sido capturado uno de los narcos más sanguinarios y que éste haya adoptado como alias, el nombre de la delicada y famosa muñeca americana, o sea "La Barbie". Quién le iba a decir a la sofisticada y anoréxica muñeca de marras que iba a acabar dándole el nombre a uno de los más peligrosos capos del cartel mejicano. Pero el destino es así...
Lo paradójico es que, si ven la foto del individuo (métanse en Google), éste es gordo y mofletudo cual Miguelín del pabellón español de la expo de Shangai, ese al que Mr Bean asemejaba el otro día, en tamaño, al futuro de España ( "el futuro de España es del tamaño de Miguelín", fueron sus exactas y proféticas palabras).
Veremos a ver cómo termina el Miguelín de la expo una vez finalice ésta, porque a ver quién se lleva ese armatoste a casa; mal futuro le presagio yo... Y en cuánto al Miguelín del cartel mejicano, a la vista está: en la carcel y condenado. Ambos disfrutaron o están aún disfrutando de su momento de gloria y ambos, presiento, van a acabar igualmente defenestrados. Lo que es menester es que España, por similitud Zapatera, no tenga un destino tan aciago.
Ahora lo que me hace gracia es lo del pobre de Jose Luís, que cada vez que abre la boca sube el pan. La criatura ya no sabe como atinar. Alguien de su entorno debería aconsejarle que se dejara de profecías y que se dedicase, al fín, a hacer buena política. O mejor, que dejase la política y que montase un puestecillo de pitonisa. Pero, por favor, que nadie le sugiera que se meta, cual Paquirrín, a showman humorístico porque cada vez que se quiere hacer el gracioso resulta tan inapropiado y tan "esaborío" que, sinceramente, cae muy gordo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario