martes, 16 de noviembre de 2010

"Hacerlo bien o no hacerlo", esa es la cuestión.

Agustín Cabeza Compostizo, Margarita Flores del Campo, Ana Mier de Cilla, Evaristo Piernabierta Zas, Ramona Ponte Alegre, Pedro Trabajo Cumplido, J. Antonio Larrosa Espinosa, Pedro León de la Selva, Lidia del Toro Manso, Francisco Javier Marco de la Puerta, Dolores de la Cabeza, Paca Bron Franco, Carmen Conejo Roto, Manuel Esparrago Triguero... son claros ejemplos de la mala pasada que te puede jugar el destino si los dioses están propicios... Son jugarretas, éstas de las combinaciones de ciertos apellidos, que te pueden diezmar tu infancia, masacrar tu adolescencia y, en definitiva, marcar el resto de tu vida.
A todos ellos, enhorabuena porque, al fin, "se ha iniciado el trámite parlamentario del nuevo proyecto de ley del Registro Civil que aprobó el Consejo de Ministros este verano" y mediante el cuál podrán elegir el orden de sus apellidos sin pasar por la maraña burocrática que tienen que sufrir en la actualidad.
Así, todos aquellos, inocentes portadores de apellidos paternos ingratos, podrán pasarlos a un segundo plano. Claro, siempre y cuándo sus padres estén de acuerdo a la hora de inscribirles en el Registro porque si no, el pobre Agustín seguirá con su Cabeza Compostizo, la infeliz Carmen con su Conejo Roto, el sobrecargado Francisco Javier con su Marco de la Puerta o el apetitoso Manuel con su Esparrago Triguero. Y es que, por la nueva ley, si no hay acuerdo entre las partes, prevalecerá el orden alfabético.
No lo entiendo. Desde la reforma de 1999, ya se podía anteponer el apellido de la madre a la hora de inscribir a  un recién nacido; si no se especificaba, pues prevalecía el del padre. A partir de esta nueva reforma, habrá que indicar qué apellido va antes y si no lo haces, pues ¡hala! por orden alfabético. Eso significa, para mis pocas entendederas, que si una pareja entra en bronca por el tema y no llegan a un acuerdo, uno de ellos siempre sabrá que se sale con la suya. Así, una Z nunca tendrá nada que hacer contra una A. Y estos son los principios de igualdad... Para eso, que se recurra al método alemán por el cual, si no hay consenso, se echa a cara o cruz. Es más lógico, ¿no?
Según una portavoz de Justicia, con estos cambios que ahora se van a llevar a cabo "se ahonda en el tratamiento igualitario y se adapta la ley a los tiempos"... Pos bueno... Ya las leyes anteriores habían terminado con el cruel apellido Espósito, que se le daba a los niños huérfanos, marcándolos con ello a sangre y fuego. También se superó lo de las estigmadas madres solteras que tenían que poner a sus niños sin padre, sus dos apellidos. Hoy, de segundo ya pueden inventarse el que quieran. O no; pueden hacer lo que prefieran... Y como ya he comentado, también se puede, desde hace 11 años, anteponer el apellido de la madre si así se desea. Ahora, se trata de dar un pasito más... pero ¿hacia dónde?
Bueno, sí que hay un importante avance, y es que esta nueva ley, a parte de que "pretende incorporar el principio de igualdad también al simbolismo que suponen socialmente los apellidos"..., "también facilitará su modificación por procedimiento urgente para víctimas de la violencia familiar". ¿Ven? ésto me parece genial. Que si tú tienes un padre maltratador y canalla del que te quieras olvidar, lo puedas borrar de un tajo de tu herencia familiar.
En fin... todo lo que sea avanzar por la igualdad bienvenido sea, pero tampoco se puede caer en ingenuidades, ni en andar confundiendo "las churras con las merinas". Sin ser una servidora especialmente retrógrada, yo me hubiera limitado a darle unas pinceladas a la ley de 1999 y no me hubiera perdido en más matracas. Ya de hecho, las cifras demuestran que con lo que teníamos era más que suficiente, ya que, por ejemplo, "en el 2009, solo el 0,27% de las familias antepuso el apellido materno, tal y como la ley les permitía". Solo el 0,27%. Y es que las costumbres son las costumbres, y a no ser que haya una circunstancia de peso y muy específica que lo justifique, a la gente le gusta que las cosas sean como han estado siendo.
Mi impresión de todo ésto, es que siguen haciendo las cosas a medias, si pensarlas en profundidad ni rematarlas coherentemente, como el sentido común manda. Las intensiones son buenas y se les reconocen, pero siempre hay cien pinceladas que se les quedan por dar y es, francamente, una desgracia...
Pero bueno, dejémonos de lamentar y vaya por ese 0,2% que pueda hacer uso de este nuevo derecho.
Por cierto, para los traumatizados infelices que ya cargan con su sambenito, me ha parecido entender que  ya no hay arreglo. Así que la pobre Ramona tendrá que seguir tan festiva y el eficaz Pedro tan laborioso. Y así hasta sus últimos días. Agotador, angelitos. Lo siento por ellos.

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