jueves, 4 de noviembre de 2010

Los Ig Nobel

Tenía en mente escribir, hace unas semanas, sobre los Premios y las polémicas que éstos generaban últimamente. Sobre el "desacierto" que supuso para el Gobierno chino el que le dieran el Nobel de la Paz al disidente encarcelado Liu Xiabo, "por su larga y pacífica lucha por los derechos humanos fundamentales en China", y acerca del mosqueo que pillaron los "fidelistas" cuando supieron que el Parlamento Europeo le había concedido su anual Premio Sàjarov "a la libertad de conciencia" al cubano Guillermo Fariñas... También quería hacer referencia a los premios Príncipe de Asturias, concrétamente al ya empalagoso tema de "la roja" y a los sabiamente seleccionados Richard Serra y Amin Maalouf... Pero ese tema, como tantos otros, se me quedó en el tintero.
Si ahora saco a colación este detalle ya relegado es porque, en estos días, he tenido conocimiento de la existencia de los Ig Nobel, unos peculiares premios que ofrece la prestigiosa y elitista Universidad de Harvard, con carácter anual desde 1991.
¿Recuerdan aquella bajada mía, titulada "Anda y que les den" y que hacía referencia al absurdo de ciertas investigaciones científicas?..., pues miren por dónde a la sorprendentemente "cachonda" Universidad bostoniana le ha dado por premiar precisamente éso, o sea, el absurdo de ciertos trabajos de investigación; exactamente, "las investigaciones más extrañas y chocantes". Lo curioso es que lo que en sus inicios se consagraba "a investigaciones 'que no pueden o no deben ser reproducidas' ", con los años "se ha reconvertido a trabajos que 'primero pueden hacer reír, pero luego pensar' ". Entre otras cosas porque algunos de estos extravagantes premios han resultado tener gran utilidad, como por ejemplo "el que afirmaba que el mosquito de la malaria podía confundir el olor a queso con el de los pies humanos" y que salvó muchas vidas, "al emplearse queso para evitar la transmisión de la enfermedad"... ...
Así, se han entregado premios Ig Nobel  a estudios tales como: "La correlación entre los problemas financieros y el dolor de muelas", o  "La confirmación de que las bailarinas de striptease tienen más propinas durante la ovulación", o  "La demostración de que las vacas a las que sus dueños han puesto nombre dan más leche que las vacas sin nombre". También los han recibido aquellos que "determinaron analíticamente por qué las mujeres embarazadas no se caen hacia delante", o los que "descubrieron que los mohos del cieno pueden resolver puzzles"...  Y a los que"descubrieron que el Viagra ayuda a superar el jetlag a los hamsters", o a los que "desarrollaron una forma de extraer la fragancia y el sabor de la vainilla de las boñigas de vaca", o a aquellos que  "estudiaron el trascendental tema de cómo se arrugan las sabanas"... ... Y así hasta 190 premios otorgados en su historia, 10 por cada año. Métanse en Google y podrán leerlos todos.
En fin... un genial disparate.
 Sea como fuere, dejando al margen el debate de si estos premios deberían de estar permitidos o tolerados, a mí particularmente me resulta refrescante el hecho de que aún siga existiendo sentido del humor en este mundo y más viniendo de dónde viene, de la Universidad con las "cabezas pensantes" más brillantes de nuestro planeta. Ésta dosis de optimismo y esta capacidad para "ponerse el mundo por montera" de esta elité superdotada, me hace albergar la esperanza de que aún tenemos arreglo, de que no estamos del todo perdidos. No me pregunten el por qué de "esta causa-efecto" de mis deducciones porque no sabría explicarles; pero hoy, con mi inconsciente e irracional presentimiento voy a dormir más tranquila, voy a dormir mejor. Y soñaré con dulces vacas con boñigas de vainilla, felices hamsters viajeros y mohos jugando a hacer puzzles; seguro que, cuanto menos, por la mañana amaneceré mucho más tonificada, más optimista y, sobretodo, con una magnífica y soberbia sonrisa.

1 comentario:

  1. Sí, lo de la investigación basada en el Principio de Peter lo leí el domingo en el Cinco Días. Me resulto genial, por lo obvia y rutilante. De una lógica aplastante.
    Y síp, también leí lo de los microbios trepadores, pero esa investigación para mi gusto se quedó inconclusa ya que en las barbas de los científicos,en mi opinión y según se vislumbra, debe de haber todo tipo de sustancias varias, sease galipos verdosos, productos químicos, mocos aventureros, pegotes de coñac y virutas de tabaco..., por no hablar de los restos de comida...
    En fin... sea como fuere, los trabajos seleccionados no tienen desperdicio.

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