martes, 30 de noviembre de 2010

Al de Orihuela.

Soy una romántica empedernida, lo reconozco, de esas que abogarían porque no se masacraran a los animales cuando se levanta la veda, o que lucharía porque existiera aún la figura del pregonero; de las que salen corriendo al balcón al sonido del pitido del afilador; de aquellas que sigue mandando cartas con sello por eso de que no muera la figura del cartero... Me deleito con el sonido del viento, con la contemplación del mar u observando el planeo de los vencejos, pero... ¿ven?, nunca sentí especial interés por la poesía. Es verdad que tuve mis momentos, en la edad del pavo, en los que me aprendí los versos de Becquer; más tarde me entusiasmé con Rabindranath Tagore. También saboreé algo de Rafael Alberti y, por supuesto, de García Lorca o de Miguel Hernández... Pero, a excepción de con el indio, todo lo demás fue poca cosa. Pienso que la poesía es un género que se alimenta de lectores con ciertas dotes iniciáticas que yo desconozco y que no tuve jamás la gracia de poseer.
Hace hoy un mes, el 30 de octubre, hizo 100 años que nació el poeta de Orihuela. Fue una fructífera pero corta vida aquella que, desde mi niñez y por influjo de mi madre, vi como envuelta en un hálito de melancolía y tristeza.
Ayer, repasando con ella pasajes de su vida y retazos de su obra, escogimos para reproduciros hoy, como humilde homenaje, dos de sus más conmovedoras obras.
¡Va por usted don Miguel! y... permítanme la licencia... ¡va por ti mamá!, por recordar aún de memoria las letras de tantos poemas y por esas lágrimas que echaste, añorando tu juventud, cuando recitaste al cabrero de Orihuela.

Menos tu vientre.
Menos tu vientre, / todo es confuso.
Menos tu vientre, / todo es futuro / fugaz, pasado / baldío, turbio.
Menos tu vientre, / todo es oculto.
Menos tu vientre / todo inseguro, / todo postrero, / polvo sin mundo.
Menos tu vientre / todo es oscuro. / Menos tu vientre / claro y profundo.

Nanas de la cebolla.
La cebolla es escarcha / cerrada y pobre: / escarcha de tus días / y de mis noches. / Hambre y cebolla, / hielo negro y escarcha / grande y redonda.
En la cuna del hambre / mi niño estaba. / Con sangre de cebolla / se amamantaba./ Pero tu sangre, / escarchada de azúcar, / cebolla y hambre.
Una mujer morena / resuelta en luna / se derrama hilo a hilo / sobre la cuna./ Ríete, niño, / que te tragas la luna / cuando es preciso.
Alondra de mi casa / ríete mucho. / Es tu risa en los ojos / la luz del mundo. / Ríete tanto / que el alma, al oírte, / bata el espacio.
Tu risa me hace libre, / me pone alas. / Soledades me quita, / cárcel me arranca. / Boca que vuela, / corazón que en tus labios / relampaguea.
Es tu risa la espada / más victoriosa, / vencedor de las flores / y las alondras. / Rival del sol. / Porvenir de mis huesos / y de mi amor.
La carne aleteante, / súbito el párpado, / y el niño como nunca / coloreado. / ¡Cuánto jilguero / se remonta, aletea, / desde tu cuerpo!
Desperté de ser niño: / nunca despiertes. / Triste llevo la boca. / Ríete siempre. / Siempre en la cuna, / defendiendo la risa / pluma por pluma.
Ser de vuelo tan alto, / tan extendido, / que tu carne parece / cielo cernido. / ¡Si yo pudiera / remontarme al origen / de tu carrera!
Al octavo mes ríes / con cinco azahares, / con cinco diminutas / ferocidades. / Con cinco dientes / como cinco jazmines / adolescentes.
Frontera de los besos / serán mañana, / cuando en la dentadura / sientas un arma./ Sientas un fuego / correr dientes abajo / hincando el centro.
Vuela niño en la doble / luna del pecho: / él, triste de cebolla, / tú, satisfecho. / No te derrumbes. / No sepas lo que pasa / ni lo que ocurre.

2 comentarios:

  1. ¿Ves lo que pasa por pegarte una indigestión de boreales? ... pues eso, que luego caes con facilidad en lo de la poesía, aunque vale que con el salvoconducto materno :-) , vale que un poco de poesía ya es mucho, vale con lo del aniversario, vale que el orcelitano tiene buena imagen, sí, vale todo. Pero es poesía y como bien dices: para digerirla hace falta haber pasado algún tipo de rito iniciático que ríete tú del de los rosacruces...

    Por otro lado, me supongo que a una romántica "de manual" como tú, con el lógico reconocimiento del disfrute que te provocan los arquetipos bucólico-pastoriles ("... el sonido del viento, con la contemplación del mar u observando el planeo de los vencejos...") incluyendo en el lote los mismos transplantados al entorno urbano ("... al sonido del pitido del afilador...") en el fondo la "Nana de la cebolla" debe olerte como demasiado "a cebolla". Aunque claro, tiene todo el sentido si consideramos el uso de un mono de trabajo como indumentaria para escribir poesía ...

    Bueno, por una vez se puede soportar. Pero porfa, mejor que no se repita ¿eh? ;-p

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  2. A anónimo:
    Jajajaja, vale, vale... me cogió con la vena tonta. No se volverá repetir. Volveré a mi tónica de despotricar sobre todo lo que se mueve. Me identifico más con ese perfil, sip.
    Perdona y gracias por alertarme sobre mi injustificable pérdida de rumbo.

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