lunes, 31 de enero de 2011

Cuando fumar era "glamouroso"

Hace unos días volví a disfrutar de la película "Buenas noches y buena suerte", ¿la conocen?. Pues si aún no la han visto, háganlo.
Dirigida por George Clooney (sí,el actor), narra, basándose en hechos reales, la "legendaria confrontación" que tuvo "el famoso periodista de la CBS Edward R. Murrow con el Senador Joseph McCarthy y que sirvió para poner fin a 'la caza de brujas' ".
Tratada con sumo rigor histórico y con una seriedad acentuada por el blanco y negro en que está rodada (parezco un crítico pedante de cine), la película te atrapa no solo por la trama sino también por su extrema elegancia. Es una cinta que carece de artificios, sosteniéndose nada más (y nada menos) que en el argumento, en las interpretaciones de sus protagonistas, en la preciosa música de Dianne Reeves y en la estética de sus imágenes... ... Pero una vez suelta esta perorata para que se hagan una idea, he de decirles que, tras verla tres veces, una vez superado el impacto de todas las demás sensaciones de las que les acabo de hablar, lo que más me llamó la atención en esta ocasión fue el tamiz de humo que constantemente velaba esos maravillosos contrastes de esos blancos y negros, tan rotundos ellos. Daba placer ver esos primeros planos de Murrow, siempre con su cigarrillo en la mano, siempre humeando, imprimiendo en esos actos de fumar una elegancia tremenda a las escenas...
Y es que hubo un tiempo en que fumar era sumamente "glamouroso". Era un acto obligado si querías no parecer un mequetrefe y, por supuesto, si pretendías dártelo-a de adulto-a y querías gustar. ¡Cuántas amigas de mis 12 años se me enfadaron porque no compartí con ellas la complicidad de sus primeros cigarros!
Nunca fumé. Jamás. Hasta la fecha no he echado ni una calada y no porque en mis principios supiera, como ahora, que el tabaco mata, en aquellos tiempos de ese tema no se hablaba, sino porque nunca me dio por ahí. Posteriormente se convirtió en una cuestión de tozudez, de tanto que me insistían...
Pero hoy, desde mi atalaya de no fumadora virginal estoy apreciando algo que me preocupa y es que "la caza de brujas" ha vuelto. La única diferencia es que si la del senador McCarthy era contra los comunistas (según él, igual o más perniciosos que la nicotina), ésta actual es contra los fumadores.
Si se paran a observar, podrán comprobar que hemos llegado a un punto en el que les miramos con contrariedad y reproche, les olfateamos con repugnancia, nos apartamos de ellos como de apestados. Y no crean que exagero, a nada que observen a su alrededor lo percibirán. Y ahora, díganme, ¿no nos estamos pasando tres pueblos?
Es verdad que "las enfermedades provocadas por el tabaco causan en España la muerte de 50.000 personas cada año y de ellas, unas 1400 son fumadoras pasivas". También es cierto que "en España el tabaco es el responsable de más del 95% de las muertes por cancer de pulmón, del 90% de las bronquitis y del 30% de las cardiopatías coronarias".Y que, también en nuestro país, "uno de cada cuatro varones fallecidos anualmente lo es por fumar". Pero ni aún teniendo conocimiento de estos espeluznantes datos hay derecho a que se trate a los fumadores como en muchas ocasiones se les esta tratando.
Señores, hay que dar tiempo al tiempo y no convertirnos en auténticos Torquemadas, que es lo que inconscientemente estamos haciendo. Que la Inquisición la suprimió por decreto la reina Maria Cristina en 1834. Demasiado duró desde que se fundó en Francia en 1184 años para combatir la herejía de los cátaros ¡Imagínense! Como para que ahora tengamos que venir nosotros, como dominicos despiadados, a quemar en la hoguera a todo aquel que veamos con un cigarro en la mano.
Es verdad que el tabaco mata, sí; como también es cierto que como "no fumadora" tengo todo el derecho del mundo a no inhalar nicotina ajena. Pero estas verdades y estos derechos no nos legitiman para perseguirlos y acosarlos como lo estamos haciendo. Ellos, los fumadores, también tienen sus derechos y al paso que vamos, llegará un momento en que no podrán fumar ni en sus casas y mucho menos en espacios abiertos. Si no, al cuento. Pido respeto. Respeto hacia los que, como una servidora, siempre hemos agradecido el respirar aire limpio, aire fresco..., pero también pido respeto para ellos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario