martes, 1 de diciembre de 2009

Viaje a Graná

Si alguna vez vais a Granada y os aconsejan que subais a la Alhambra por la Cuesta de los Chinos, no lo hagais porque la alusión a dichos chinos no es por los asiáticos, como yo pensé, sino por una rampa  empinada,interminable e infártica, llena de terribles chinotes que te dejan los pies y el alma destrozados.
Si por casualidad comeis en Granada y os dicen que hay que probar las tortillas Sacromonte, no se os ocurra hacerlo. Está malísima, hecha con sesos y criadillas (testículos de cerdo). Es una porquería. Y si, igualmente, os hablan de las insuperables habas con jamón, os recomiendo que compreis una lata de habitas Mata en El Corte Inglés y unos buenos taquitos de jamón y seguro que os sabrá mejor.
Si se os ocurre ir a Granada y un camarero de un lujoso restaurante os responde: "Exactamente", tanto si le preguntais "¿Cree que hará frío mañana?" o "¿Hay mesa disponible?" o "¿Este bacalao está bueno?" o "¿Qué hay de postre?", no os desconcerteis. Es que ésta gente se expresa así.
Así que, cuándo esteis en Granada y os den consejos o respuestas a algo, reflexionadlo, porque nada es lo que es, todo es al revés.

Me dijeron que los "granaínos" eran gente con "mala follá" (textualmente) y a eso quise,en un primer instante, asociar esa ambigüedad y esa complejidad en su manera de hablar. Pero mi apreciación, una vez olvidadas sus cuestionables costumbres culinarias y ese sádico (aunque bello) afán por poner todas las calzadas pavimentadas con mortificantes chinotes, es que la gente de Granada es muy amable y muy charlatana. Que de "mala baba" nada. Les encanta ayudarte y aconsejarte ( con mayor o menor fortuna). Es un pueblo agradable. Peor somos aquí, "generosos y prepotentes sevillanos", que ofrecemos la mano y cuándo nos la cogen nos molestamos.

En definitiva, me ha gustado Granada. Entiendo que Boabdil la llorara (por cierto, ¿habeís leído "El manuscrito carmesí" de Antonio Gala?), supura belleza y melancolía por todos sus costados. Es una ciudad romántica dónde las haya, con esa Alhambra dominante, con ese Albaicín lleno de cármenes, de cipreses y de hippies con estilo y olor a marihuana. Y ese paseo del Darro, con ese bellísimo río, frondoso, con tantos árboles y gatos. Y ese conmovedor paseo de los Tristes, llamado así porque antaño era el camino del Cementerio, dónde se despedía el duelo... ¿A que suena poético?

Incuestionáblemente, era imperdonable que a éstas alturas de mi vida no hubiera pasado por Granada. Pero nunca es tarde si la dicha es buena... ... ... Aunque, con todo probabilidad, hace veinte años, mi estómago, mis pies y mi resfriado hubieran aguantado con más gallardía.

3 comentarios:

  1. Buenas!!!!! Te leí esta tarde pero la tenía un poco complicada y no he podido ponerme a bloggear hasta después de la cena. Vuelta a la normalidad, que ya estaba un poco harto de ser yo el único que escribía.
    Mi tio me llevó Granada cuando tenía unos doce años. A esa edad parecía que las mil y una noches era solo un pálido reflejo de la realidad. Recuerdo que vimos,mi tio el cura(d.e.p.) y yo, una Alhambra casi vacía ya que entre semana entonces no iba a nadie, y apenas había turistas(estamos hablando de la primera mitad de los setenta). Luego he ido un par de veces pero no he vuelto a la Alhambra. Como puedes imaginarte ir a los treintaypocos (vale, me doy por besado)no es lo mismo que a los doce.
    No la recuerdo bien, pero lo que me queda de lo que sentí es maravilloso. Quizás por eso no se si me merecería la pena volver.

    ResponderEliminar
  2. A mi también me encantó Granada, claro, que yo fui con mis amigos pa irnos de juerga por allí aunque también tuvimos tiempo de hacer turismo por sus calles... maravillosa. A mí me gusta volver a Granada y eso de que te pidas una cocacola y te pongan una tapa supergrande por la cara me fascina!

    ResponderEliminar
  3. Ah!, que ilusión, ya estais aquí, fieles a nuestra cita bloggera.
    Os he echado de menos.
    A Angie: lo de la tapa yo no lo sabía y cuándo me pusieron una, pedí y otra mas y me dijeron que de eso nada. Me quedé mas cortada que una mona.
    A Javier: si vuelves a granada, pideme direccion de hotel con encanto maravilloso y restaurantes magnificos. Ibamos asesorados por amigo mio granadino.

    ResponderEliminar