domingo, 3 de enero de 2010

A ti.

 A ti, Rey de la Bondad, que con tu generosidad y tu alegría iluminas la vida de quien te acompaña.
A ti, Emperador de la Ternura, que con tu cariño y tus caricias acolchas la existencia del que se sienta a tu lado.
Que la vida no te cambie. Que nada te haga perder tu tolerancia, tu equilibrado sentido del perdón y de la justicia.
Que los años no te maleen. Que tu optimismo y tu positivismo no se oscurezcan, ni tu buen caracter palidezca.
Adios. Buen viaje.Vuelve y, por favor, nunca jamás cambies.

1 comentario:

  1. Ya mismito lo tienes aquí otra vez. Vuelan porque la vida es así, pero no se van del todo.
    Están permanentemente metidos en nuestras entrañas y de ahí nadie los puede sacar. besos.

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