miércoles, 3 de febrero de 2010

Al final va a ser verdad que somos todos iguales... o casi

Hay una anécdota que narra el encuentro acaecido, hace muchos años, entre la Reina Isabel de Inglaterra y la Duquesa de Alba. Se cuenta que, habiendo organizado la Reina una recepción en el Palacio de Buckingham y estando los invitados entrando en fila y saludando a los anfitriones, llegó el turno de la Duquesa. Siguiendo el protocolo, la de Alba fué a hacer la genuflexión y la Reina, frenándola, le dijo: "No, tú no, tú tienes más títulos que yo", y Cayetana, soberana, le contestó: "Sí, pero vos sois Reina y yo no" y se inclinó.
Pues bueno, antes de ayer, la 14 veces Grande de España y poseedora de 46 títulos en total, se fué a votar. Se trataba de escoger nuevo Hermano Mayor para Los Gitanos. Para quien no lo sepa, Los Gitanos con mayúscula es una Hermandad sevillana de la que Doña Cayetana es gran benefactora. El caso es que, cuándo le llegó el turno de ejercer su derecho como hermana, resultó que no pudo porque... se había olvidado el carné. Bueno, no es que se lo hubiera olvidado, es que en ningún momento se planteó, creo yo, que con su inconfundible aspecto se la cuestionara como impostora y mucho menos, yendo a donde iba.
Los demás hermanos presentes, atónitos todos y todos atónitos, suplicaron, rogaron, sudorosos, temblorosos, aterrados de que por semejante afrenta, la Duquesa fuera a cortar el chorro. Pero no hubo manera, "el comisionado encargado de las elecciones estimó que no podía depositar su voto".Y como el DNI de marras no estaba en el Palacio de Dueñas sino en el de Liria, la pobre mía, tras el esfuerzo de haberse arreglado, peinado, pintado el rabillo y colocado las innumerables pulseritas en el tobillo, se volvió como se dice, compuesta y sin novio.
Lo que no sabía mi aristócrata predilecta es que, con lo que respecta a las Cofradías, ya había precedentes de desaires a la mismísima realeza. Un Jueves Santo, estando los Duques de Lugo en el Palco Presidencial con todas las autoridades viendo pasar procesiones, por lo visto surgió cierta tensión entre el matrimonio. La Infanta, mosqueada, dijo que se largaba y nuestro insigne Alcalde, viendo la debacle, medió prometiéndole que cuando pasara la Quinta Angustia le iban a dejar pegar una levantá. El, por entonces, Presidente del Consejo de Cofradías que lo escuchó le avisó de que se había precipitado, que había metido la pata hasta el corvejón.Y dicho y  hecho, ni que decir tiene, que la  Infanta ese golpe no lo dió, que el capataz se negó.
Y es que "con la Iglesia hemos topao amigo Sancho", o mejor dicho, con las Hermandades de Sevilla que no entienden de realezas ni de distingos.
Así que, mi múltiple Grande de España  no pudo votar por andar indocumentada. Y es que, al final va a ser verdad que para algunas cosas somos todos iguales, aunque a mí , lo de mi entrañable hermana Gitana me ha dado lástima.