martes, 9 de febrero de 2010

El "delirium tremens" de una abstemia

Llevo tres días en cama y no sé si es por causa de la fiebre, del dolor de cabeza o de la congestión nasal, que me ha parecido leer que el presidente del BBVA, Francisco González, se va a jubilar con una pensión de 79,7 millones de euros. Definitivamente estoy peor de lo que pensaba, ¡estoy delirando!, ¡estoy muy mala!. Posteriormente, he leído también que el secretario del consejo de la misma entidad va a pillar por el mismo concepto, la no despreciable cantidad de 13,5 millones, también de euros. Por favor, ¡avisad al hospital!, ¡llevadme para allá! porque estoy con "delirium tremens" y estoy enajenada. En mi  febril ofuscación, sigo hojeando la prensa a ver si encuentro que lo de Haití no sucedió; que no hay hambruna en el mundo; ni trata de blanca, ni mercado negro de órganos humanos, ni casos de pederastia; que España va bien y que hay trabajo para todos; que Zapatero y Rajoy se han largado dejando paso a Solana y a Rato; que la violencia de género ha terminado; que el Betis ha subido a 1ª y ha ganado la Liga, la UEFA, la Champion... Pero no he hallado nada de eso, sólo que un señor que ganaba 5,3 millones al año, ahora se jubila con la bonanza de saberse respaldado por una extra y bollante cantidad, mientras que el Gobierno andaba contemplando la posibilidad de que, por tres duros, un albañil se subiese, hasta los 67 años, a un andamio para poder ganarse un jornal.
Quizas deberíamos fumarnos tres canutos diarios para no tener que contemplar tanta desigualdad. Yo, en mi turbación, voy a dejar de momento de tomar el Efferalgan, a ver si me sumo en el sueño y dejo de pensar.
Hoy padezco "delirium tremens", borracha de tanto desatino, de tanta descabellada realidad.