viernes, 12 de febrero de 2010

La "Amanita Phalloides"

Si Don Alfredo Sanchez de Monteseirin, glorioso alcalde de Sevilla, hubiera visto la película "Yo, Claudio" y hubiera observado que la más venenosa de las pociones, la utilizada por Agripina, fué elaborada con una seta llamada "Amanita Phalloides", tal vez se lo hubiera pensado dos veces antes de aceptar el proyecto del arquitecto berlinés J. Mayer. El pobre hombre, en su ingenuidad y en sus deseos de inmortalidad, en sus ansias de dejar una estela impactante de su paso por nuestra alcaldía, nunca imaginó que sus Setas de La Encarnación iban a ser tan letales como la "Amanita" e igual de "falloides".
Para quien no lo sepa, las Setas es como llamamos los sevillanos a un proyecto faraónico que se esta realizando en el centro de nuestra ciudad. Lo que, en principio, iba a ser un emporio que albergara un mercado de abastos, poco a poco, al igual que en el cuento de la lechera, se ha ido convirtiendo en un proyecto descomunal, aplaudido por algunos y criticado por todos.
Comenzado en el 2005 y debiendo de haber sido finalizado en junio del 2007 (tal era la previsión) este monumental complejo arquitectónico esta, al día de hoy, a medio hacer y en punto muerto. ¿Las causas?: Kafkianas. Hasta hoy, los ciudadanos de a pie no hemos sabido que desde el 2007 había un informe de la   empresa de ingeniería Ove Arup en el que se decía que la construcción de estas Amanitas gigantes era inviable. Y todos los involucrados haciendo el paripé y callados como zorras.
Y aqui estamos, dos años y medio despues, con todo parado y con una deuda de mil demonios, que de seguir con el proyecto se puede multiplicar por dos. Y es que ya estamos hablando de 110 millones de euros, en una época en la que no estamos para andar derrochando.
Así que, al final, nuestro insigne alcalde, en vez de laureado, va a acabar abandonando el poder como el emperador Claudio, envenenado. Cosas del destino. Alguien debería de haberle regalado en su momento un libro de Micología o, cuanto menos, un manual básico del buen boy scout. Le hubiera evitado muchos sofocones.