sábado, 27 de febrero de 2010

¡Apaga y vámonos!

El problema de los avances científicos y tecnológicos es que le ponen a todo unas palabrejas insufribles. Vas al médico y, al decirte lo que padeces, te habla en una jerga y te utiliza unos términos que te deja aterrada y luego, al leer el prospecto de la medicación que te ha recetado, compruebas que lo que te está tratando es un simple cólico. Igual sucede si te viene un electricista, que te dá una lección magistral sobre circuitos, conexiones y diferenciales para explicarte tu problema, un galimatías incomestible que justifica la sangrada que te va a meter y al final comprendes que lo que tenías era un enchufe achicharrado. ¿Y cuándo te viene un fontanero porque no te corre el fregadero y te habla de los tubos galvanizados, del O-Ring o de que le falta la llave de Stillson para arreglar un desaguisado que podría haber sido solucionado con un chupón de los de antaño? En fin... el caso es que en esa estamos.
Ayer, los medios nos asustaron con un término apocalíptico: "la Ciclogénesis Explosiva", haciendo alusión a la que, climatológicamente hablando, se nos venía encima. Tan mal me sonó, que fué oirlo e irme al Supermercado a llenar la nevera como para un asedio, por lo que pudiera pasar. Hablaban de tormentas perfectas: la Delta en Canarias en el 2005, la Gordon de Galicia en el 2006, el ciclón Klaus en el Cantábrico en el 2009... y yo, que de esto no se ni un chavo, opté por aprovisionarme y esperar la embestida, por si había algo de cierto en lo que nos estaban vaticinando.
Cuál ha sido mi sorpresa cuando, esta mañana, el portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología ha explicado que la malsonante "Ciclogénesis Explosiva" no es otra cosa que "una borrasca muy grande que se crea de forma muy rápida". Cuántas miles de llamadas no habrán recibido en la Agencia para que se hayan visto en la necesidad de dar tan somera explicación y acallar así la alarma suscitada.
El caso, es que ha servido. Al menos, yo, al fin, lo he entendido y, por entenderlo, me he tranquilizado. Por ahí podrían haber empezado, que ya me ví como Dorothy, del Mago de Oz, volando a golpe de tornado por los aires y siendo transportada a sabe Dios que mundo imaginario.
Así que ¡apaga y vámonos!. Ahí os dejo, que me voy de final de rebajas.Y que venga la "Ciclogénesis Explosiva" esa, porque ahora ya sé como torearla. Eso sí, por si acaso me voy a llevar un paraguas, aunque tal como veo el día lo más probable es que no me haga ni falta.